Las monedas digitales han ocupado una gran porción de la repercusión social durante los últimos años. Muchas startups y empresas consolidadas comienzan a experimentar e innovar con estas, generando un ciclo de noticias casi constante. Pero, ¿qué son las monedas digitales? ¿Qué aspectos les caracterizan y les hacen tan relevantes e interesantes? Aprovechamos el noveno número de Innovation Edge, la publicación de BBVA para abordar más sobre este tema y comprender cual es su estado en la actualidad.
Las monedas digitales son independientes, seguras e infinitas
Las monedas digitales (como el Bitcoin) son monedas gestionadas, como su propio nombre indica, de forma digital (mediante ordenadores, internet, etc.). Son también monedas autorreguladas y autosecurizadas, lo que permite la eliminación de intermediarios y, por lo tanto, simplicar las transacciones y abaratar los costes de las mismas entre dos o más personas.
Gracias a su avanzado sistema, las monedas digitales, en teoría, son mucho más seguras que las divisas clásicas (aunque siguen requiriendo perfeccionamiento). Resulta más complejo «blanquear» dinero o realizar traspasos de fondos de forma ilegal, pues todo queda registrado en los sistemas, a diferencia de las monedas clásicas, las cuales aún dejan cierto margen para la realización de esas operaciones ilegales.
Observando este escenario, el crecimiento a largo plazo de monedas digitales como el Bitcoin o el Dogecoin parece asegurado. Por ello, los principales bancos del mundo ya están comenzando a estudiar estas nuevas divisas con el objetivo de adaptarse a la nueva era que se nos avecina. ¿El problema? La falta de una regulación clara y fija que permita la construcción de forma segura de nuevos sistemas financieros alrededor de esta tecnología. Cuando ese problema se solvente, el boom de las monedas digitales está casi asegurado.
Bitcoin es una moneda digital, pero no es la única
Si hablamos de monedas digitales, la primera palabra que probablemente nos venga a la cabeza es el Bitcoin. Y es que esta moneda descentralizada ha conseguido una gran repercusión, provocando un efecto similar al de los Kleenex (usado frecuentemente para cualquier tipo de pañuelo de papel) o al de Coca-Cola (usado frecuentemente para cualquier tipo de refresco azucarado con sabor a cola). No obstante, tal y como podemos ver en Innovation Edge, no es la única moneda digital que podemos encontrar en la actualidad. Estos son algunos ejemplos:
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Dogecoin. Una versión más evolucionada que la media de mondeas digitales. Ofrece un extra de seguridad y permite una mayor libertad para realizar transacciones y minar (uno de los procesos con los que se obtienen Bitcoins).
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Ripple. Una moneda digital destinada, principalmente, a los créditos. En este caso, tampoco existen intermediarios, sino que son los propios usuarios los que ceden el dinero de unos a otros y registran las deudas y los créditos.
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Amazon Coin. Sí, el gigante Amazon también ha decidido entrar en este mundo con una moneda digital destinada a pagos en todas sus plataformas. Su uso, obviamente, sigue siendo muy inferior al de la moneda estándar, pero la apuesta está ahí y la compañía trata de estimularla poco a poco.
Como ven, el auge de las monedas digitales es imparable. Numerosas monedas surgen cada año y, sobre todo, el interés alrededor de estas aumenta de forma exponencial. Y todo esto, afortunadamente, nos llevará a una gestión financiera más segura, más justa y, sobre todo, más simple.